La policía ‘pinchó’ los teléfonos de Jamal Zougam, uno de los supuestos autores materiales de los atentados del 11-M, desde al menos nueve meses antes de la matanza, pero la falta de traductores del dialecto árabe en el que habla el sospechoso hizo que se acumularan las cintas grabadas sin que nadie las tradujera.
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Otra prueba más de la ineptitud llevada al límite que se tradujo el 11-M en el horror que todos conocemos. Confiar en que este gobierno lo haga mejor porque peor es imposible. No sé como algunos siguen saliendo en la tele tan tranquilos…
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