Ya estoy aquí de vuelta de estas vacaciones que me he tomado en Septiembre, y de nuevo currando y posteando en la bitácora.
Como reseño en el título de este mensaje, volví… y se puede decir que de milagro. Todo se lo tengo que agradecer a Iberia. Raro es que no coja un avión y no ocurra alguna incidencia (generalmente que joda al viajero, en este caso yo).
Cuando ya había facturado en mi primer vuelo que iba de Granada a Madrid, y estaba a punto de entrar en el avión, un trabajador del aeropuerto (pringaillo que ponen para que se coma todo el pastel), nos anuncia que el vuelo ha sido suspendido por problemas técnicos. Además para colmo, no nos ofrecen hotel en Granada y si no arreglan el avión pronto (puede que sí, puede que no, depende de un técnico que tiene que llegar de Madrid) el aeropuerto cierra y nos quedamos en la puta calle (literalmente hablando). La situación que vivimos los pasajeros, protestando ante el mostrador de Iberia, fue realmente de juzgado de guardia.
Además tenía un enlace en Barajas a dos horas vista, con lo que si perdía ese vuelo, ya me veía pasando la noche en la calle o en una de esas cómodas sillas de madera dura de los aeropuertos, esperando que me buscaran algún vuelo que no estuviera lleno.
Ante este panorama y teniendo en cuenta que a la mañana siguiente tenía que currar en Santiago, sólo me quedó la opción de sentarme en cafetería a degustar un «maravilloso» snack que nos ofrecía gratis Iberia. Si nos tenían que echar a la calle (después de pagar los 270 € del billete) que menos que hacerlo con el estómago repleto de su «maravilloso» snack (bocata y refresco).
Al final, como por arte de magia se arreglo el avión y pudimos salir y llegar a Madrid con el tiempo justo para coger el segundo avión (por cierto, Iberia le dió mi asiento a otro pasajero pensando que ya lo había perdido, y me sentaron en la última fila, con lo que el ruido del motor todavía resuena en mis oídos). La situación de pesadilla, los nervios y el agobio que vivimos el pasaje no nos lo quita nadie.
¿Por qué se le consiente a Iberia tratar a los pasajeros como carnaza? Cobran alegremente y luego se ríen del pasaje. En pleno siglo XXI es demencial que una compañía de transporte pueda hacer y deshacer a su antojo de esta manera. Mi caso, al final no fue grave, pero sólo tenéis que mirar los telediarios para encontrar muchos casos de gente a la que pisotean y estafan.
Los oyentes del programa radiofónico La Rosa de los Vientos, conducido por Juan Antonio Cebrían, estamos de enhorabuena ya que vuelve de nuevo a la programación de Onda Cero tras un año de espera en la que sus miles de seguidores no dejaron de mandar correos electrónicos a la emisora y crear páginas webs alusivas reclamando su vuelta, de tal forma que se ha convertido en un programa de culto en la radio española.
Basta con darse una vuelta por cualquier diario de noticias o poner algún informativo televisivo para ver como anda de revuelto el mundo en los tiempos que nos ha tocado vivir. Guerras, terrorismo, extremismos, paro, pobreza, violencia, destrucción del planeta… ¿Hacía donde nos dirigimos? ¿Nos llevan los máximos dirigentes políticos mundiales a esta situación? ¿Qué podemos hacer nosotros para cambiar las cosas? ¿La gente pasa de todo y no es nada solidaria? Para muestra algunos ejemplos:
La selección española de baloncesto, que tan buen papel estaba haciendo en los juegos olímpicos de Atenas, fue eliminada por la de EEUU en su partido de cuartos de final. Es una injusticia que habiéndo quedado primera de grupo en la primera fase sin ninguna derrota, nuestra selección no haya pasado automáticamente a las semifinales, como ocurre en otros deportes olímpicos. También es injusto como los arbitros favorecieron a los norteamericanos durante el desarrollo del encuentro. Pero lo que de verdad clama al cielo es que dejen participar a los jugadores de baloncesto de EEUU siendo los únicos deportistas en los juegos que no tengan que pasar los controles antidopaje. Esta es la condición que ponen los norteamericanos para participar con sus jugadores de la NBA.
Haley Waldman, una niña americana de ocho años ha sido excomulgada por violar la doctrina Católica. La pequeña sufre un trastorno digestivo y no tolera el trigo por lo que durante la celebración de su comunión no pudo llevar a cabo todos los ritos para que fuera válida.