Déjalo

Deja de hacer ruido, de escupir contra el viento, de fabricar con papel en eternos días de lluvia…

Deja de pensarla, de elevar al cielo lo que caerá en picado, de buscar sueños en el yermo jardín de las pesadillas…

Deja de tener esperanza, de creer que su mentira podrá salvarte, de sentir que al coger su mano eres libre…

Deja de ser otro que no eres, de hacerla otra que no es, de ver lo que siempre fue invisible…

Déjalo…

Pasas delante de mí

Pasas delante de mí, y el tiempo se estremece.

La luz del sol, derrotada, retrocede y se oculta, cegada por el verde de tus ojos.

El aire entra en rebelión, temerario, y se conjura para acariciar el rubor de tus mejillas.

Cualquier murmullo enmudece, ansioso de aliarse con el eco de tu dulce y serena voz.

Ya, muy lejos, lágrimas se entremezclan con el hielo fundido de un corazón, minutos antes de volver a congelarse en tu ausencia.

Oscuridad.

Pasas delante de mí, y el tiempo se estremece.

Cabrones

A cada paso que doy, la vida, con voz dulce de mujer, me susurra constantemente al oído: Conviértete en un cabrón. Ponle una coraza a tu corazón, del acero más resistente, y se un cabrón más.

No te resistas, ríndete. El mundo es de los cabrones. Nos gobiernan, nos adoctrinan en los medios de comunicación, deciden como viviremos, se cruzan en nuestras vidas disfrazados de amigos o incluso parejas. Nos pisan, patean, escupen, aplastan. Cantidades ingentes de cientos de miles de cabrones.

Abre bien los ojos está mañana y los verás. La secta crece exponencialmente cada minuto. Desde cuerpos trajeados con imponentes mujeres, hasta abuelitas que tratan de colarse en la cola del super, pasando por vecinos que hacen del ruido su religión en horas de sueño. Cada día son más y más.

Cabrones sin remordimientos, sin empatía, desengañados de la vida, que un día decidieron girar sus vidas con destino al infierno, y les importa una mierda si allí hace mucho calor. Anestesiados contra todo sufrimiento. Lo que no te mata, te hace más cabrón.

Esos son los que triunfan. Sociedad de cabrones. La plaga del siglo XXI.

No hay voz de mujer más dulce, que susurre a mis oídos: No te resistas. Se un cabrón más…

Círculos

Aquella mañana se levantó maldiciéndola.

Antes del desayuno lo había hecho 74 veces. Era su mecanismo de defensa ante el influjo que ella todavía ejercía sobre su alma.

Se duchó, fue a hacer la compra, y regresó pronto para preparar el almuerzo. La cuenta ya ascendía a 322.

Comió, como la mayoría de las veces, sin hambre, mientras su dedo se debatía frenéticamente por el mando de la tele, buscando basura que llenara su mente.

Terminó el postre y ya eran 471.

Se arregló en diez minutos y salió aceleradamente camino del trabajo. El único sitio donde podía mantener su mente ocupada, lejos de su influjo, lejos de su recuerdo.

A pesar de ello, cuando llegó a casa aquella noche, el contador marcaba 838.

Cenó, y se derrumbó en el sofá. Necesitaba combatir aquel cansancio físico. Él prefería creer que era físico.

Cuando se metió en cama, sabía que aún le costaría un mundo dormirse, y que probablemente la cuenta rondaría el 1000.

Suficiente para deshacerse de ella. Suficiente para derrotarla y expulsarla de la prisión en que se había convertido su cerebro.

Otra noche más, un instante justo antes de quedarse dormido, volvió a creer que estaría a salvo de ella. A salvo de su voz callando las mismas mentiras, de su mirada perdida en otro futuro, de su amor convertido en basura.

Como cada noche, volvió a equivocarse. 1000 no habían sido suficientes. Quizá con unas pocas más estaría a salvo. Seguro que unas pocas más serían la solución. Tenían que serlo.

Aquella mañana se levanto maldiciéndola…

Esperanza frente a la sombra

No sé si te amo.
Ni tan si quiera si quiero amarte.

Sólo sé que el tiempo se detiene cuando te miro y me estás mirando.

Bajo rápidamente la vista, cegado, no merecedor del instante en que el infinito se transforma en un segundo.

Sorprendido. Ignorando. Abrumado.

Sé que podría estar toda la vida allí pasmado. Preguntándome como puedes existir ahora. En ese instante en el que todo empieza a tener sentido. En el que todas las respuestas están siendo reveladas.

No dura mucho tiempo.
La magia por naturaleza, sólo se manifiesta unos minutos.
Minutos que lo cambian todo.
Que te cambian para siempre.
Esperanza frente a la sombra.

Intento atrapar ese instante,
sabiendo que sólo dispongo de ese momento.
Que quizás nunca se repita.
Para no creer que todo fue un sueño.

Para no olvidar jamás,
aunque en el fondo sé que es imposible…
tu mirada.