Pasas delante de mí, y el tiempo se estremece.
La luz del sol, derrotada, retrocede y se oculta, cegada por el verde de tus ojos.
El aire entra en rebelión, temerario, y se conjura para acariciar el rubor de tus mejillas.
Cualquier murmullo enmudece, ansioso de aliarse con el eco de tu dulce y serena voz.
Ya, muy lejos, lágrimas se entremezclan con el hielo fundido de un corazón, minutos antes de volver a congelarse en tu ausencia.
Oscuridad.
Pasas delante de mí, y el tiempo se estremece.
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