No sé si te amo.
Ni tan si quiera si quiero amarte.
Sólo sé que el tiempo se detiene cuando te miro y me estás mirando.
Bajo rápidamente la vista, cegado, no merecedor del instante en que el infinito se transforma en un segundo.
Sorprendido. Ignorando. Abrumado.
Sé que podría estar toda la vida allí pasmado. Preguntándome como puedes existir ahora. En ese instante en el que todo empieza a tener sentido. En el que todas las respuestas están siendo reveladas.
No dura mucho tiempo.
La magia por naturaleza, sólo se manifiesta unos minutos.
Minutos que lo cambian todo.
Que te cambian para siempre.
Esperanza frente a la sombra.
Intento atrapar ese instante,
sabiendo que sólo dispongo de ese momento.
Que quizás nunca se repita.
Para no creer que todo fue un sueño.
Para no olvidar jamás,
aunque en el fondo sé que es imposible…
tu mirada.
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