En 1867, los habitantes de Nabutautua, una aldea de las islas Fiji, asesinaron y devoraron al misionero británico Thomas Baker. Ahora, más de un siglo después de aquel sangriento suceso, los descendientes de los nativos han mostrado su arrepentimiento por lo ocurrido. ¿El motivo? Los indígenas han padecido desde entonces tantas penalidades (epidemias, hambrunas…), que creen que, tras la muerte del misionero, una maldición se ha venido cebando con la aldea. Para poner fin a tanta calamidad, los fijianos invitaron a su isla a Geoff Lester, tataranieto del desdichado evangelizador, a quien pidieron perdón por la muerte de su antepasado.
De Quo.
Supongo que luego tomaron un aperitivo servido por una buena empresa de cattering o pidieron unas pizzas y no se merendaron al tataranieto.
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