Hace unas semanas que moría de forma repentina uno de los mejores comunicadores de la radio de este país, Juan Antonio Cebrián, director de mi programa favorito de radio, La Rosa de los Vientos.
La noticia de su fallecimiento me impactó sobremanera, como a todos los seguidores de su obra, y más por las circunstancias personales que yo estaba pasando.
Ahora que retomo el blog, no quiero desaprovechar la oportunidad de rendirle un pequeño homenaje en mi blog, y manifestar que aunque no podamos oírle más en directo, su recuerdo, su voz y sus programas quedarán con nosotros para siempre.
Terminó nuestro espantoso viaje,
El navío ha salvado todos los escollos,
Hemos ganado el codiciado premio,
Ya llegamos a puerto, ya oigo las
campanas, ya el
pueblo acude gozoso,
Los ojos siguen la firme quilla del navío
resuelto y audaz,
Mas ¡oh corazón, corazón, corazón!
¡Oh rojas gotas sangrantes!
Mirad, mi Capitán en la cubierta
Yace muerto y frío.
¡Oh Capitán, mi Capitán!
Levántate y escucha las campanas,
Levántate, para tí flamea la bandera,
para tí suena el clarín,
Para tí los ramilletes y guirnaldas engalanadas,
para tí la multitud se agolpa en la playa,
A tí llama la gente del pueblo,
a tí vuelven sus rostros anhelantes,
¡Oh Capitán, padre querido!
¡Que tu cabeza descanse en mi brazo!
Esto es sólo un sueño: en la cubierta
Yaces muerto y frío.
Mi Capitán no responde,
sus labios están pálidos e inmóviles,
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso, ni voluntad,
El navío ha anclado sano y salvo;
Nuestro viaje, acabado y concluido,
Del horrible viaje el navío victorioso llega con su trofeo,
¡Exultad, oh playas, y sonad, oh campanas!
Mas yo con pasos fúnebres,
Recorreré la cubierta donde mi Capitán
Yace muerto y frío.
…Volveré, y seremos millones… (Espartaco).
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