Los que me seguís a través de este blog, Diario de a bordo, o a través de redes sociales como Facebook, Instagram o Flickr, donde comparto contenidos, habéis podido comprobar como me encanta tomar fotos. Veo la fotografía como un arte que me maravilla. Fotografío paisajes, monumentos, lugares donde viajo, emociones… todo aquello donde veo algo que puede conmover, o servir de ayuda a alguien.
Hasta ahora, para ello uso mi cámara de fotos Panasonic Lumix ZX3, y mi móvil iPhone 6. Siempre he tenido la inquietud de seguir aprendiendo y mejorando, y las cámaras réflex más profesionales me han llamado mucho. En contra tienen su peso, que hacen que la comodidad y el disfrute de tomar fotos, pierda un poco de encanto.
Este inconveniente, creo que se soluciona, con mi nueva cámara de fotos, la Sony Alpha 6000. Se trata de una cámara de las llamadas sin espejo (la tecnología que usan las cámaras réflex es con espejo) y por ello es menos pesada y más manejable. Tras mirar en el mercado actual de cámaras, al final me he decido por ella, por sus sobresalientes características. Los expertos dicen de ella que es la más completa en cuanto a calidad de imagen, prestaciones, tamaño y precio.
Su sistema de enfoque automático es uno de los más rápidos del mercado, superior a las réflex. Cuenta con 24,3 megapixeles. Admite objetivos intercambiables. Incluye conexión WiFi y NFC. Se puede conectar a cualquier dispositivo móvil para usarlo como disparador remoto o para pasar directamente las fotografías. La he comprado con dos objetivos, el que trae estándar, de 16-55 mm, y otro 55-210 mm que permite aprovechar más zoom. Tiene un estabilizador de imagen óptico. Graba vídeo 1080p full HD. Sólo pesa 345 gr. Y muchas más características y maravillas que podéis consultar en su página oficial, y en los muchas páginas y vídeos de Internet que cuentan sus bondades.
Comprándola en Amazon, me he ahorrado unos 220€ de su precio habitual. Ahora toca estudiarla para aprovechar toda su magia.