“HOMBRES DE ESTAMPIDA» de Donald Curtis

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “HOMBRES DE ESTAMPIDA» de Donald Curtis (seudónimo de Juan Gallardo Muñoz).

Detrás de esta simple en apariencia, novela del oeste de bolsillo, se encuentra una historia apasionante, escrita por un autor de leyenda prácticamente desconocido.

Cuando era niño, era muy popular en España, este género de novelas de bolsillo del oeste, aunque también había de muchas más temáticas. Esta cayó en mis manos por casualidad, y fue toda una sorpresa que leí con gran deleite. Se trataba de una historia, que aunque ambientada en el salvaje oeste, mezclaba tintes de suspense y paranormales.

“HOMBRES DE ESTAMPIDA" de Donald Curtis

Su autor, Donald Curtis, es un seudónimo de Juan Gallardo Muñoz, barcelonés fallecido en 2013, que llegó a escribir ¡más de 2000 novelas! sobre las que nunca tuvo derechos. También usaba otros seudónimos, siendo Curtis Garland el más conocido. Sus obras tocaban géneros tan variados como el policiaco, del oeste, ciencia ficción, terror, bélico, artes marciales, histórico, aventuras, memorias, novela negra, etc. De él se decía, que era capaz de escribir varias novelas en una semana.

Sin duda, estamos ante un grande de la literatura popular, totalmente desconocido para el gran público, pero que cuenta con una legión de seguidores fieles, que coleccionan sus obras.

Todos los escritores, que como él, se dedicaban a escribir este tipo de novelas, han sido ignorados, ninguneados, despreciados. Jamás un manual se ha detenido a explicar que entre 1950 y 1980 existió toda una generación de escritores dedicados en cuerpo y alma, a nutrir la literatura de masas española. Ni siquiera una mención. Muerto en el anonimato, sin ni siquiera dinero para su entierro…

Desde aquí, mi pequeño homenaje.

-Argumento:

Un fugitivo a punto de desfallecer por deshidratación, da con sus huesos en un pueblo perdido en medio del desierto. Un tanto inquieto, observa que el pueblo esta vacío, pero existen señales de vida reciente, como platos de comida aún humeantes en las mesas del Salón.

Da la escalofriante sensación de que todo ser vivo ha huido, dejando sus quehaceres diarios sin tocar. Todos, todos no… aún queda alguien o algo en el pueblo…