En estos días siento bastante indignación y tristeza por la gran cantidad de fuegos (la mayoría intencionados) que están asolando Galicia. Una de las regiones más bellas de España en cuanto a riqueza medioambiental, se quema sin remedio… bueno, ¿sin remedio?
Siempre que ocurre una desgracia de estas, la gente empieza a preguntarse si se podía haber evitado o si se podían haber puesto más medios para lograr combatirlos con más eficacia.
Contra los pirómanos, sólo cabe dar con ellos y tratarlos como lo que son, auténticos terroristas, movidos por el dinero, la política, la venganza o la enfermedad mental.
Hoy también estoy indignado no sólo por los incendios, sino por una noticia que he conocido, que dice que la Xunta de Galicia despidió a muchos trabajadores (con años y años de experiencia en la extinción de incendios) por no tener un curso que acredite que saben gallego. Cuando veo en la televisión que los habitantes de las zonas que están ardiendo, se quejan de que están solos y no reciben ayuda de personas cualificadas, se me revuelven las tripas al pensar en sus gobernantes, auténticos terroristas que se mueven por sus intereses y que son grandes responsables en esta tragedia.
Este gobierno gallego (claramente influenciado por el Bloque Nacionalista Gallego) se está pasando con el tema de hablar gallego, discriminando a los castellanohablantes. Hace unos meses exigía hacer una oposición sólo en gallego, y tuvo que dar marcha atrás al ser algo claramente anticonstitucional. En los colegios, la educación es íntegramente en gallego. Si hasta quieren que las lápidas de los cementerios estén todas en gallego.
Si Franco persiguió y discriminó a los que hablaban gallego, esta gente se pone a su misma altura pero contra el castellano. Quieren obligar a que se hable en el idioma que ellos quieren.
Para mi, están a la misma altura que los pirómanos, porque en parte son responsables de que se tarde más en apagar los incendios… eso sí, hablando gallego…