La Reina

LA REINA
(Pablo Neruda)

Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.

Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.

Sólo tú y yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

(Para Ruth)

(Más en El Rincón Poético)

El Final

EL FINAL
Fredric Brown

El profesor Jones había trabajado en la teoría del tiempo a lo largo de muchos años.

– Y he encontrado la ecuación clave – dijo un buen día a su hija -. El tiempo es un campo. La máquina que he fabricado puede manipular, e incluso invertir, dicho campo.

Apretando un botón mientras hablaba, dijo:

– Esto hará retroceder el tiempo el retroceder hará esto – dijo, hablaba mientras botón un apretando.

– Campo dicho, invertir incluso e, manipular puede fabricado he que máquina la. Campo un es tiempo el. – Hija su a día buen un dijo -. Clave ecuación la encontrado he y.

Años muchos de largo lo a tiempo del teoría la en trabajado había Jones profesor el.

FINAL EL

Cómo Ocurrió

CÓMO OCURRIÓ
Isaac Asimov

Mi hermano empezó a dictar en su mejor estilo oratorio, ese que hace que las tribus se queden aleladas ante sus palabras.

– En el principio – dijo -, exactamente hace quince mil doscientos millones de años, hubo una gran explosión, y el universo…

Pero yo había dejado de escribir.

– ¿Hace quince mil doscientos millones de años? – pregunté, incrédulo.

– Exactamente – dijo -. Estoy inspirado.

– No pongo en duda tu inspiración – aseguré. (Era mejor que no lo hiciera. Él es tres años más joven que yo, pero jamás he intentado poner en duda su inspiración. Nadie más lo hace tampoco, o de otro modo las cosas se ponen feas.) -. Pero ¿vas a contar la historia de la Creación a lo largo de un período de más de quince mil millones de años?

– Tengo que hacerlo. Ese es el tiempo que llevó. Lo tengo todo aquí dentro – dijo, palmeándose la frente -, y procede de la más alta autoridad.

Para entonces yo había dejado el estilo sobre la mesa.

– ¿Sabes cuál es el precio del papiro? – dije.

– ¿Qué?

(Puede que esté inspirado, pero he notado con frecuencia que su inspiración no incluye asuntos tan sórdidos como el precio del papiro.)

– Supongamos que describes un millón de años de acontecimientos en cada rollo de papiro. Eso significa que vas a tener que llenar quince mil rollos. Tendrás que hablar mucho para llenarlos, y sabes que empiezas a tartamudear al poco rato. Yo tendré que escribir lo bastante como para llenarlos, y los dedos se me acabarían cayendo. Además, aunque podamos comprar todo ese papiro, y tú tengas la voz y yo la fuerza suficientes, ¿quién va a copiarlo? Hemos de tener garantizados un centenar de ejemplares antes de poder publicarlo, y en esas condiciones ¿cómo vamos a obtener derechos de autor?

Mi hermano pensó durante un rato. Luego dijo:

– ¿Crees que deberíamos acortarlo un poco?

– Mucho – puntualicé, – si esperas llegar al gran público.

– ¿Qué te parecen cien años?

– ¿Qué te parecen seis días?

– No puedes comprimir la Creación en sólo seis días – dijo, horrorizado.

– Ese es todo el papiro de que dispongo – le aseguré -. Bien, ¿qué dices?

– Oh, está bien – concedió, y empezó a dictar de nuevo -. En el principio… ¿De veras han de ser sólo seis días, Aarón?

– Seis días, Moisés – dije firmemente.

Pesadilla en gris

PESADILLA EN GRIS
Fredric Brown

Se despertó sintiéndose maravillosamente bien, bajo el cálido y brillante sol de primavera. Se había quedado dormido durante algo menos de media hora, según pudo deducir por el ángulo de las sombras que formaba el sol y que apenas habían cambiado.

El parque se veía hermoso con el verdor de la primavera, más suave que el del verano; el día resultaba magnifico y él era joven y estaba enamorado. Locamente enamorado, maravillosamente enamorado. Y feliz en su amor: la noche anterior, sábado, se había declarado a Susana y ella le aceptó, más o menos. No le dio un sí definitivo, pero le invitó para que esa tarde le conociese su familia, y le dijo que deseaba que ellos le quisieran y él a ellos. Si eso no significaba la aprobación, ¿entonces qué era? Se habían enamorado casi a primera vista, y por eso aún ni siquiera conocía a sus padres.

¡Oh, la dulce Susana, con los suaves cabellos castaños, la graciosa naricilla, las pecas marcadas y los grandes ojos de color café!

Era la mujer más maravillosa que uno pudiera desear.

Bueno, ya era tarde: Susana le había citado a esa hora. Se levantó del banco y, como sentía los músculos un poco entumecidos por la siesta, bostezó voluptuosamente. Se dirigió hacia la casa, que quedaba a unas manzanas de la suya.

Subió los escalones y llamó a la puerta. Esta se abrió y por un segundo se imaginó que la propia Susana salía a abrirle, pero no fue así. Probablemente se trataba de su hermana; Susana había mencionado que tenía una hermana un año menor que ella.

Se inclinó y se presentó, preguntando por Susana. Le pareció que la muchacha le miraba con extrañeza. Después le dijo:

– Pase, por favor. Ella no está en este momento, pero si gusta aguardar en la sala…

Esperó en la sala. Le extrañó que ella hubiera salido.

Entonces oyó la voz de la chica que le había recibido, hablando en el vestíbulo y, con explicable curiosidad, se levantó y fue a la puerta para escuchar. Parecía estar hablando por teléfono.

– Harry, por favor ven enseguida y trae contigo al doctor. Sí, es el abuelo… No, no es otro ataque al corazón. Es como la vez que le dio amnesia y pensó que la abuela aún vivía. No, no es demencia senil, Harry, es sólo amnesia, pero esta vez la cosa es peor. Cincuenta años menos… su memoria es la de cuando aún no se había casado con la abuela…

Repentinamente viejo, envejecido cincuenta años en cincuenta segundos, lloró en silencio, recostado en el marco de la puerta.

Deflación 2001

DEFLACIÓN 2001
Bob Shaw

El tener que pagar diez dólares por una taza de café dejó petrificado a Lester Perry.

Hacía casi un mes que el precio se había estabilizado en ocho dólares, y había comenzado a alimentar la engañosa esperanza de que ya no iba a cambiar. Miró tristemente a la máquina distribuidora mientras el negro líquido chorreaba en el vasito de plástico. Su expresión se hizo miserable cuando llevó el vaso a sus labios.

– Diez dólares – murmuró -, ¡y resulta que está frío!

Boyd Dunhill, su piloto, se alzó de hombros y se sacudió unas imaginarias motas de polvo de las doradas charreteras de su uniforme, quizá temeroso de que aquel desusado movimiento hubiera enturbiado el esplendor de su atuendo.

– ¿Y qué esperaba usted? – dijo con tono indiferente -. Las autoridades del aeropuerto rechazaron la semana pasada las peticiones de aumentos salariales del Sindicato de Empleados de Máquinas Distribuidoras de Café, así que al sindicato no le quedó más remedio que prohibir a sus miembros el hacer horas extraordinarias, lo cual ha traído inevitablemente un aumento de los precios.

– ¡Pero si hace un mes que consiguieron un aumento de un cien por cien! ¡Fue a raíz de ello que el café subió a ocho dólares la taza!

– El sindicato reclamaba un doscientos por cien.

– ¡El aeropuerto nunca aceptaría un aumento de un doscientos por cien!

– Los empleados de las Máquinas Distribuidoras de Chocolate lo obtuvieron.
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Meme literario

Hace 2 meses me pasaron de A liarla en la India, el testigo de uno de los muchos memes que circulan en estas calurosas fechas por nuestras bitácoras. Antes de que acabe el verano aprovecho para contestarlo.
Se trata de poner los 5 libros que tienes pensado leer este verano. Algunos ya los he leído y otros espero poder hacerlo en lo que queda de verano. Los míos son:

1. La Conspiración – Dan Brown.
2. La Conjura Sixtina – Philipp Vandenberg.
3. El Origen Perdido – Matilde Asensi.
4. La Inteligencia Fracasada – José Antonio Marina.
5. El Criptonomicón (El Código Enigma) – Neal Stephenson.

Como no sé la gente que ya lo ha respondido en sus bitácoras, pues en principio no voy a torturar a nadie pasándole el testigo. Si alguien quiere recogerlo y decirnos sus 5 libros del verano, sería algo ameno e interesante…

La Condena

LA CONDENA
Fredric Brown

Charley Dalton, astronauta procedente de la Tierra, había cometido un grave delito hacía menos de una hora tras su llegada al duodécimo planeta que orbitaba en torno a la estrella Antares. Había asesinado a un antariano. En la mayoría de los planetas, el asesinato era un delito y en otros un acto de civismo. Pero en Antares era un crimen capital.

– Se le condena a muerte – sentenció solemnemente el juez antariano -. La ejecución se llevará a cabo mediante una pistola de rayos, mañana al amanecer.

Sin posibilidad alguna de recurrir la sentencia, Charley fue confinado en el Pabellón de los Condenados.

El Pabellón se componía de 18 lujosas cámaras, todas ellas espléndidamente abastecidas de una gran variedad de viandas y bebidas de todas clases, con cómodo mobiliario y todo aquello que uno pueda imaginar, incluida compañía femenina en cada habitación.

– ¡Caramba! – dijo Charley.

El guardián antariano se inclinó y dijo:

– Es la costumbre en nuestro planeta. En su última noche, a los condenados a muerte se les concede todo lo que deseen.

– Casi ha merecido la pena el viaje – contestó Charley -. Pero, dígame, ¿cuál es la velocidad de rotación de su planeta? ¿De cuántas horas dispongo?

– ¿Horas?… Eso debe ser un concepto terrestre. Voy a telefonear al Astrónomo Real.

El guardián telefoneó y escucho atentamente durante un rato, luego dirigiéndose a Charley Dalton, informó:

– Tu planeta, la Tierra, realiza 93 revoluciones alrededor de su sol en el transcurso de un periodo de oscuridad en Antares II. Nuestra noche equivale, más o menos, a cien años terrestres.

El guardián, cuya esperanza de vida era de veinte mil años, se inclinó respetuosamente antes de retirarse.

Y Charley Dalton comenzó su larga noche de festines, de borracheras y etcétera, aunque no necesariamente en ese orden.