Perdidos, Fin de la Primera Temporada

Ayer emitió TVE1 el episodio final de la primera temporada de la serie Perdidos. Esta serie, que está siendo todo un fenómeno social en Estados Unidos, no visto desde los tiempos en que se emitía Twin Peaks, nos cuenta las peripecias de un grupo de personas que acaban en una misteriosa isla tras un accidente de aviación.

Perdidos

Se trata de una serie con unos personajes muy cuidados y una trama que coquetea con la ciencia ficción, el humor o el drama. Todo esto aderezado con grandes dosis de intriga, hacen que sea todo un bombazo televisivo.

Yo he sido una más de esas personas que ha acabado enganchándose a la serie (no lo hacía desde Expediente X) y que ahora sufrirá una larga espera hasta que alguna cadena emita la segunda temporada (primero en Estados Unidos a partir del 21 de Septiembre).

En Internet hay muchísimas páginas y foros creados sobre el fenómeno Perdidos. En ellos, los fans suelen especular sobre la intrigante trama de la serie o conocer todas las noticias relacionadas. Por ejemplo, he llegado a ver una bitácora sólo para explicar los números malditos que aparecen en la serie. También la productora, Fox, tiene numerosas páginas alusivas, por ejemplo, tiene una página sobre la ficticia compañía de aviación propietaria del vuelo siniestrado, u otra sobre el grupo de música en el que toca uno de los protagonistas.

En definitiva, todo un boom que nos va a hacer sufrir un poquito hasta que la vuelvan a emitir. Mientras tanto, consultaré páginas como Lostzilla, para estar enterado de todos los entresijos del universo de la serie.

Echar el muerto

Quiere decir deshacerse de un problema a base de «cargárselo» al primero que tengamos a mano.
La expresión viene de una ley medieval según la cual, si aparecía una persona muerta violentamente en un pueblo y no se podía descubrir al culpable, el municipio estaba obligado a pagar al rey una multa llamada «homicidius».
Por eso, los vecinos procuraban trasladar el cadáver al pueblo de al lado cuando no los veía nadie.

¿Quién es este chaval?

El Papa Benedicto XVI no reconoció a Pelé. No sabía quien era el ex jugador ni que era brasileño.
La escena sucedió el sábado por la tarde, durante la audiencia que el Papa Benedicto XVI ofreció en Colonia (Alemania) a algunas personalidades, entre ellas, el brasileño Pelé, acaso, junto a Maradona, el futbolista de todos los tiempos más conocido en todo el mundo. Más información en Marca.
Lo que no se cuenta es que Pelé pensó: «¿Quién es este señor de blanco? ¿un espía del R.Madrid? ¿un vendedor de horchatas? ¿que hago besándole la mano? Dios mío esto es un infierno…»

Pesadilla en gris

PESADILLA EN GRIS
Fredric Brown

Se despertó sintiéndose maravillosamente bien, bajo el cálido y brillante sol de primavera. Se había quedado dormido durante algo menos de media hora, según pudo deducir por el ángulo de las sombras que formaba el sol y que apenas habían cambiado.

El parque se veía hermoso con el verdor de la primavera, más suave que el del verano; el día resultaba magnifico y él era joven y estaba enamorado. Locamente enamorado, maravillosamente enamorado. Y feliz en su amor: la noche anterior, sábado, se había declarado a Susana y ella le aceptó, más o menos. No le dio un sí definitivo, pero le invitó para que esa tarde le conociese su familia, y le dijo que deseaba que ellos le quisieran y él a ellos. Si eso no significaba la aprobación, ¿entonces qué era? Se habían enamorado casi a primera vista, y por eso aún ni siquiera conocía a sus padres.

¡Oh, la dulce Susana, con los suaves cabellos castaños, la graciosa naricilla, las pecas marcadas y los grandes ojos de color café!

Era la mujer más maravillosa que uno pudiera desear.

Bueno, ya era tarde: Susana le había citado a esa hora. Se levantó del banco y, como sentía los músculos un poco entumecidos por la siesta, bostezó voluptuosamente. Se dirigió hacia la casa, que quedaba a unas manzanas de la suya.

Subió los escalones y llamó a la puerta. Esta se abrió y por un segundo se imaginó que la propia Susana salía a abrirle, pero no fue así. Probablemente se trataba de su hermana; Susana había mencionado que tenía una hermana un año menor que ella.

Se inclinó y se presentó, preguntando por Susana. Le pareció que la muchacha le miraba con extrañeza. Después le dijo:

– Pase, por favor. Ella no está en este momento, pero si gusta aguardar en la sala…

Esperó en la sala. Le extrañó que ella hubiera salido.

Entonces oyó la voz de la chica que le había recibido, hablando en el vestíbulo y, con explicable curiosidad, se levantó y fue a la puerta para escuchar. Parecía estar hablando por teléfono.

– Harry, por favor ven enseguida y trae contigo al doctor. Sí, es el abuelo… No, no es otro ataque al corazón. Es como la vez que le dio amnesia y pensó que la abuela aún vivía. No, no es demencia senil, Harry, es sólo amnesia, pero esta vez la cosa es peor. Cincuenta años menos… su memoria es la de cuando aún no se había casado con la abuela…

Repentinamente viejo, envejecido cincuenta años en cincuenta segundos, lloró en silencio, recostado en el marco de la puerta.