-el amor eligió-
salí del gran anónimo
de todos, de la nada.
Hasta entonces
nunca era yo más alto
que las sierras del mundo.
Nunca bajé más hondo
de las profundidades
máximas señaladas
en las cartas marinas.
Y mi alegría estaba
triste, como lo están
esos relojes chicos,
sin brazo en que ceñirse
y sin cuerda, parados.
Pero al decirme: «tú»
-a mí, sí, a mí, entre todos-,
más alto ya que estrellas
o corales estuve.
Y mi gozo
se echó a rodar, prendido
a tu ser, en tu pulso.
Posesión tú me dabas
de mí, al dárteme tú.
Viví, vivo. ¿Hasta cuándo?
Sé que te volverás
atrás. Cuando te vayas
retornaré a ese sordo
mundo, sin diferencias,
del gramo, de la gota,
en el agua, en el peso.
Uno más seré yo
al tenerte de menos.
Y perderé mi nombre,
mi edad, mis señas, todo
perdido en mí, de mí.
Vuelto al osario inmenso
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada
que morirse en la vida.
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wenas , mirar estoy haciendo un trabajo sobre antologia de la generacion del 27 me gustaria saver a que obra de salinas pertenece este poema.muchas gracias 🙂
Noelia, este poema pertenece a «La Voz a ti debida». Obra que escribió Salinas en 1933. De esta obra se dice:
Publicado en 1933, LA VOZ A TI DEBIDA -título que procede de un verso de Garcilaso forma, junto con «Razón de amor», es una especie de díptico en el que se contiene acaso lo mejor, lo más hondo de una extraordinaria trayectoria poética. Obra que habría de ejercer una larga y decisiva influencia en la formación de algunos de los más importantes poetas de la postguerra española, el libro es un largo poema de amor en el que Pedro Salinas (1891-1951) optó por una sencillez caracterizada por la transparencia, la nitidez del lenguaje y la sabia reelaboración del habla cotidiana, consiguiendo además fundir una sensualidad refinada con un conceptualismo lleno de sugerencias.