Está semana he ido a ver Kill Bill (Vol.2). La primera parte me encantó y está segunda aunque menos, también me ha gustado.
Si Tarantino comentaba que ambas partes eran un todo, que tuvo que cortar por motivos de metraje, en realidad está segunda parte tiene diferencias con respecto a la primera. Aquí hay menos acción y muchos más diálogos made in Tarantino, con sus paranoias típicas. En la primera parte la protagonista se instruía en el arte marcial japonés, y en esta lo hace en el chino. Además tiene más toques, en cuanto a escenarios y música, de spaghetti western, mezclado con pinceladas de cine gore y de terror, claros homenajes a este tipo de cine que tanto entusiasma al director.
Se trata de dar una explicación global a toda la historia y al drama que vive su protagonista. La historia de una venganza se transforma en una historia de amor. Los personajes siguen la misma línea en ambas partes, rozando a veces la hilaridad y el esperpento en sus diálogos.
En esta segunda parte también es un acierto la elección de la música que se adapta perfectamente a cada una de las escenas.
En definitiva, como comentaba con la primera parte, a nadie dejará indiferente esta película y os gustará mucho o se repudiará. Para mi es un soplo de originalidad y maestría dentro del soso cine americano actual. Toda una lección de cine.
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