Te conocí en medio de la tristeza

Te conocí en medio de la tristeza.

De calles vacías llenas de ilusiones pisoteadas.
De refugios eléctricos y drogas que aniquilaban mi mente.
De relojes marcando eternamente ausencias eternas.

En mi lucha por mantenerme cuerdo en el manicomio del mundo,
esquivando los cascotes desprendidos de las ruinas de mi vida.

Juntos huimos de la desilusión y el caos.

Llenaste mis calles vacías de sonrisas y arcoíris.
Fuiste mi refugio de cielos azules y abrazos soleados,
luchando a mi lado en mitad de la cordura.

Me enseñaste el significado de lo irrepetible,
de lo prodigioso, del milagro de tus labios de vértigo.

Te conocí en medio de aquella tristeza.

Comas

si estás leyendo esto, sí tú, no mires a izquierda ni a derecha, porque este mensaje es para ti, debes saber, aparte de que no usamos puntos, que este texto ha sido convenientemente insertado en una determinado blog de Internet, da igual en cual, porque lo que importa es que en este momento lo estarás leyendo, y por ende esta entrada, y consecuentemente debes saber que has estado en coma durante 2 años, y todavía lo estás, aunque no seas consciente de ello y nosotros ahora estamos tratando una nueva técnica para traerte de vuelta a la realidad, sin pasar por la casilla de meta, no sabemos donde va a terminar este mensaje en tu sueño, pero esperamos que funcione, por favor despierta, hay gente que te odia, pero otra, sin contar a tu madre y tu abuela nonata fallecida hace más de 15 años, te quieren, despierta de tu vida, toma conciencia y consciencia de ti, buscamos tu discernimiento, extrañamos mucho lo que puedes llegar a ser, end of line

Adelante

Después de todo lo que ves, todo ese dolor, todas las cosas que no entiendes ni entenderás, toda esa ignorancia, toda esa injusticia, todo ese mundo podrido a merced de lobos, todas esas eternas nubes de tormenta que preceden al huracán, todas esas vidas pisoteadas…

Tienes que mantener el sentido del humor, tienes que ser capaz de reírte por dentro, de seguir ilusionado, mantener intacta tu alma revestida por una coraza indestructible, de no perder tu fe en ti, ni perder tu camino….

Este es el verdadero reto, esta es la verdadera felicidad. Nadie dijo que fuera fácil.
Adelante…

Mientras

Sólo dejaré de expresarme cuando llegue el fin,
cuando mi cuerpo sólo sea un contenedor y mi alma me haya abandonado.

Ni la más cruel de las derrotas podrá con mis palabras.
Ni el dolor reinando en la desesperación nublará mis ideas.

La última esperanza sólo sucumbirá cubierta de tierra,
mientras en el aire aún perdure el eco encadenado de mil te quieros.

Ni la pérdida más desgarradora logrará condenarme al silencio.
Ni tu ausencia infinita impedirá que en cada uno de mis parpadeos te vea.

Aunque jamás tu mirada se vuelva a cruzar con la mía, te miraré al mirar a cualquier parte.
Aunque no tengamos ya nada que decirnos, nunca dirán que mi voz dormía.

Me atreví a quererte

Me atreví a quererte, sin buscar quererte.
Sin pretenderlo.
Por sorpresa, sorprendiéndome a mi mismo.

Como un trapecista sin red, que en cada salto baila con la tragedia.
Sin importarme si tus manos estaban ahí para agarrarme,
o si nunca lo estuvieron y siempre estuve solo allí arriba.

Eso es lo que duele. No el golpe.
La incertidumbre de sentir, que aunque estabas ahí, yo seguía estando solo.
A mil kilómetros de tu silencio, solamente el muro infranqueable de tus miedos.
Siempre confiado a la red protectora de tu sonrisa.

Con el frío suelo como único e inevitable destino.
Precipitándome cada vez más y más rápido.
Sin bajar la vista.
No aceptando el final.
Buscando apoyos que se fueron.
Con la sorpresa del que no comprende nada y no puede hacer nada.

Lo que duele es la caída. No el golpe.
Me atreví a quererte…
…sin buscar quererte.

Buscándote

Un buen día estaba, y al siguiente había desaparecido.
No había ni rastro de ella.
Desde el momento en que la perdió, Jesús trató de buscar a Susana.
No entraba en su cabeza que ella se hubiera ido.
Se negaba a aceptar que la había perdido para siempre.

Tanto compartido. Tanto vivido. No… era imposible.
Tenía que hacer algo para encontrarla.

A la primera ciudad donde llegó, se dedicó a gritar su nombre con todas sus fuerzas, día y noche… A la mañana siguiente descubrió que en esa ciudad sólo vivía gente sorda.

En la siguiente ciudad, llenó todo con carteles de la foto de Susana y su número de móvil para que alguien contactara con él… Al poco, acabó descubriendo, que se trataba de una ciudad habitada sólo por ciegos.

Siguió intentando buscarla en la próxima ciudad. En ella sus habitantes caminaban con la cabeza baja, sin mirar por donde iban. Pendientes del teléfono móvil. No respondían a ninguna pregunta, sólo tecleaban de manera febril con una leve sonrisa de gente ida en sus rostros. Miles de emoticonos. Faltas de ortografía. Envíos de rosas y gatitos. Dedos rápidos para amigos de apariencias. Nadie dijo una palabra. Ciudad de mudos.

No consiguió nada en las siguientes ciudades que visitó. En unas no hablaban con forasteros a los que veían como una amenaza, en otras sus ciudadanos pertenecían a sectas impenetrables, en otras a etnias racistas o clasistas, en otras sólo había gente egoísta con la mirada siempre puesta en su ombligo…

Jesús no pudo más, y abatido y destrozado, regreso a su casa. Algo en su interior le seguía diciendo que algún día la encontraría, pero ahora las fuerzas le habían abandonado.

Cuando volvió a entrar al dormitorio que compartía con Susana, y que estaba tal cual lo había dejado la mañana en que ella se marchó… al fin lo comprendió todo… En el espejo del dormitorio, y con uno de los pintalabios de Susana, Jesús se había levantado a medianoche, y para que ella lo viviera cuando se levantara, había escrito con todo su corazón: TE AMO.