“EXHALACIÓN“ de Ted Chiang

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “EXHALACIÓN“ de Ted Chiang.
(Número 21 este año)

Segundo libro de relatos de ciencia ficción que leo de Ted Chiang, uno de los autores top de este género en el panorama actual, tras el gran éxito que supuso el primero, “La Historia de tu Vida”, con el relato que da título al libro, adaptado a la gran pantalla por Denis Villeneuve, en “La Llegada”.“EXHALACIÓN“ de Ted Chiang
“Exhalación” nos regala nueve cuentos asombrosamente originales y sugerentes en los que Ted Chiang aborda algunos de los interrogantes más antiguos de la humanidad, así como nuevos dilemas sólo al alcance de una imaginación portentosa como la suya.

¿Qué pasaría si un inocente juguete dinamitara nuestra noción de libre albedrío? ¿Y si fuera posible ponerse en contacto con versiones de nosotros mismos en otras líneas temporales? Si creáramos mascotas virtuales provistas de una inteligencia artificial que les permitiera aprender como si fueran niños humanos, ¿qué clase de compromiso ético deberíamos asumir con su educación y su futuro? ¿Y qué ocurriría si pudiéramos visionar cualquier episodio de nuestra vida tal como sucedió, sin el matiz afectivo y el sesgo interpretativo de lo que llamamos «recuerdos»?

No importa cuál sea el tema que trate Ted Chiang en sus narraciones, siempre demuestra una formidable habilidad para indagar en los enigmas de la condición humana y abordar los conflictos éticos que la relación con la tecnología plantea en nuestra existencia. Lejos del enfoque distópico hoy predominante en las narraciones futuristas, las historias de Chiang muestran una perspectiva abiertamente positiva y vitalista, delineando preguntas filosóficas de un enorme calado humano.

Ted Chiang es uno de los nombres insoslayables de la ciencia ficción, género en el que desde hace años goza del más sólido prestigio, como atestigua la infinidad de premios que su obra ha recibido; reveladores, elegantes y sorprendentes, los relatos de Exhalación lo sitúan, sencillamente, entre los autores indiscutibles de la literatura estadounidense actual.

CRÍTICAS

«Los relatos de Ted Chiang son elegantes, impecables y deslumbrantes».
Colson Whitehead
«Todos sabemos que Ted Chiang es un puto genio, pero es que… es un puto genio».
Carmen Maria Machado
«Los relatos de Ted Chiang son exquisitos artefactos que emplean la ciencia ficción como medio para indagar en la condición humana. Al igual que el narrador de “Exhalación”, el relato que da título al libro, Chiang abre la parte posterior de su cabeza y muestra su funcionamiento, misterioso y dorado, a una fascinada audiencia».
Alan Moore
«Un libro de relatos que te hace pensar, que te enfrenta a las grandes preguntas y hace que te sientas más humano. La mejor clase de ciencia ficción».
Barack Obama
«Al igual que predecesores tan variopintos como Philip K. Dick, Jorge Luis Borges, Ursula K. Le Guin, Margaret Atwood, Haruki Murakami y Kazuo Ishiguro, Chiang explora los temas típicos de la ciencia ficción del modo menos tópico imaginable».
Joyce Carol Oates, The New Yorker

“EL FANTASMA DE CANTERVILLE“ de Oscar Wilde

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “EL FANTASMA DE CANTERVILLE“ de Oscar Wilde.

“Cuando el ministro norteamericano Hiram B. Otis decide comprar el antiguo castillo inglés de los Canterville para ir a vivir con su familia, todos le advierten que el castillo está encantado y que allí vive un horroroso fantasma. Los Otis no creen en fantasmas, pero pronto los espantosos ruidos y una mancha de sangre que siempre reaparece van a convencerlos de lo contrario.”“EL FANTASMA DE CANTERVILLE“ de Óscar WildeEl fantasma de Canterville, obra adaptada al cine en varias ocasiones (guardo un especial recuerdo de la versión de 1944 protagonizada por Charles Laughton), es una de las más leídas de Oscar Wilde. Narra la historia de un fantasma que ve cómo su poder sobre los vivos se esfuma cuando se instala en su casa una familia de norteamericanos nada supersticiosos. En el fondo, la novela plantea una crítica a la sociedad inglesa del siglo XIX, encorsetada por creencias muy antiguas, y también a la sociedad norteamericana, que es joven y -según el autor- no cree en gran cosa, excepto en el éxito y en el dinero.

Una atrapante, divertida y clásica historia en la que Oscar Wilde parodia las leyendas de fantasmas.

AUTOR

Oscar Wilde fue un escritor, poeta y dramaturgo británico, famoso por su habitual ingenio y sarcasmo social. Nació en el año 1854 en Dublín, en una familia aristócrata y siendo el mediano de tres hermanos.

Alumno destacado del Trinity College en su ciudad natal, Wilde acabó sus estudios en Oxford. Durante ese periodo, el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, convirtiéndose en un experto sobre la materia, incluso ganando varios premios de poesía clásica, como el Premio Newdigate de poesía, el cual tenía mucho prestigio en esa época.
A partir de 1879 decide establecerse en Londres de manera permanente donde años después se casó y tuvo dos hijos. Es en Londres donde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su reconocida novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermer (1892), Salomé (1894) —que fue censurada por retratar personajes bíblicos—, o La importancia de llamarse Ernesto (1895), divertida comedia que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones.

Su carrera y su vida tal y como la conocía se derrumba a finales de 1895. Acusado de homosexual por el padre de un íntimo amigo suyo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados. Durante su estancia en prisión escribiría una larga carta titulada De Profundis, que no sería publicada de manera completa hasta 1909, ya de manera póstuma.
Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social y decide abandonar Inglaterra rumbo a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. A partir de entonces y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió en noviembre del año 1900 con tan solo 46 años.

“LA BIBLIA CONTADA PARA ESCÉPTICOS“ de Juan Eslava Galán

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “LA BIBLIA CONTADA PARA ESCÉPTICOS“ de Juan Eslava Galán.

¿Quién escribió la Biblia? ¿Qué hay de cierto en ella? ¿Cómo se inventa una religión? ¿Existe realmente un Dios omnipotente? A través de estas páginas, Juan Eslava Galán, con su característico estilo desenfadado y cercano, nos responde a todas estas cuestiones y nos propone un sorprendente recorrido por el libro más vendido, traducido y estudiado, a la vez que controvertido, de la Historia: la Biblia. Comenzando por el dios Yavhé, considerado como el verdadero inventor del universo, hasta la llegada de Moisés a la «Tierra Prometida» tras un arduo camino, nos adentraremos en la sabiduría del Rey Salomón, en los entresijos de los profetas, en los pecados de Adán y Eva, en las disputas fraternales de Caín y Abel y en muchas otras bendiciones, traiciones y sorpresas que se esconden tras los protagonistas del Antiguo Testamento.
“LA BIBLIA CONTADA PARA ESCÉPTICOS“ de Juan Eslava GalánSe trata del tercer libro que leo de este autor, tras «Roma de los Césares«, y «El fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo«.

AUTOR

Juan Eslava Galán es un escritor y profesor jienense (Arjona, 1948) autor de un amplio número de obras narrativas y poéticas, ensayos y obras divulgativas, con especial atención a la Edad Media, de la que se declara un apasionado.

Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Granada y doctorado en Filosofía y Letras con una tesis sobre historia medieval (Poliorcética y fortificación bajomedieval en el reino de Jaén), amplió sus estudios en las ciudades inglesas de Bristol y Lichfield, siendo además alumno y profesor de la Universidad de Ashton, en Birmingham.

Entre sus obras más destacadas se encuentra En busca del unicornio, ganadora del Premio Planeta en el año 1987 e historia que supuso el impulso de su trayectoria como escritor, teniendo hoy en día en su haber más de cincuenta libros y ensayos.

FRAGMENTOS

“Suponían los judíos que el héroe fundador de su estirpe fue un babilonio, Abraham, al que Yahvé ordenó abandonar la ciudad de Ur para establecerse con su familia en las tierras del norte. Abraham tuvo un hijo, Isaac, que a su vez tuvo dos hijos, Esaú y Jacob. Jacob engendró doce hijos, cada uno de ellos el patriarca fundador de una de las doce tribus de Israel. Estos doce hijos se establecieron en Egipto, primero como invitados y después como virtuales esclavos hasta que un caudillo surgido entre ellos, Moisés, los liberó del faraón y los condujo, a través del desierto del Sinaí, a Canaán (en el actual Israel), la Tierra Prometida. Por el camino, Yahvé se apareció a Moisés e hizo con él el pacto de la Alianza. Los descendientes de Abraham llegaron a la Tierra Prometida, la conquistaron y se establecieron en ella, pero durante un tiempo tuvieron que luchar contra los cananeos nativos y otros pueblos que se la disputaban. Este fue el tiempo de los jueces, al que seguiría el establecimiento de la gloriosa monarquía de David y de Salomón. Suponían también los judíos que Abraham había vivido hacia el 1850 a. C., que los hebreos habían escapado de Egipto hacia el 1300 a.C., que la conquista de Canaán (la Tierra Prometida) ocurrió entre 1230 y 1220 a. C y que la monarquía de David había comenzado hacia el año 1000 a.C. El problema es que, como veremos, toda esa epopeya de los judíos no tiene más base que la Biblia. Dicho de otro modo: es una historia enteramente imaginaria.”

“Isaías profetizó que el mesías nacería de una «muchacha» (hebreo almah); pero el evangelista Mateo manejaba una defectuosa traducción griega en la que habían escrito «virgen» (betulah) en lugar de «muchacha» y de ahí procede todo el mito católico de la Virgen embarazada por Dios que da a luz a Jesús. Duele reconocerlo, pero un simple error de traducción ha determinado la teología católica y hasta la creación de una rama específica de ella, la mariología. A estas alturas no cabe marcha atrás, así que «sostenella y no enmendalla».”

“El primer mandamiento era No tendrás dioses ajenos delante de mí (Éx. 20, 3); el segundo: No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa alguna (Éx. 20, 4). El tercero, No te inclinarás a ellas, ni las honrarás (Éx. 20, 5). La Iglesia católica ha optado por refundir los dos primeros en uno y restarle importancia al tercero porque, de observarlo, ocasionaría un grave quebranto a los museos y al turismo y no digamos a las procesiones de Semana Santa, declaradas de interés nacional.”

EL PEATÓN

EL PEATÓN
-Ray Bradbury
EL PEATÓNEntrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas iluminadas por la Luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar. Pero realmente no importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o era como si estuviese solo. Y una vez que se decidía, caminaba otra vez, lanzando ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.
A veces caminaba durante horas y kilómetros y volvía a su casa a medianoche. Y pasaba ante casas de ventanas oscuras y parecía como si pasease por un cementerio; sólo unos débiles resplandores de luz de luciérnaga brillaban a veces tras las ventanas. Unos repentinos fantasmas grises parecían manifestarse en las paredes interiores de un cuarto, donde aún no habían cerrado las cortinas a la noche. O se oían unos murmullos y susurros en un edificio sepulcral donde aún no habían cerrado una ventana.
El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía caminando, sin que sus pisadas resonaran en la acera. Durante un tiempo había pensado ponerse unos botines para pasear de noche, pues entonces los perros, en intermitentes jaurías, acompañarían su paseo con ladridos al oír el ruido de los tacos, y se encenderían luces y aparecerían caras, y toda una calle se sobresaltaría ante el paso de la solitaria figura, él mismo, en las primeras horas de una noche de noviembre.
En esta noche particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste, hacia el mar oculto. Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un árbol de Navidad. Podía sentir la luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve invisible. El señor Mead escuchaba satisfecho el débil susurro de sus zapatos blandos en las hojas otoñales, y silbaba quedamente una fría canción entre dientes, recogiendo ocasionalmente una hoja al pasar, examinando el esqueleto de su estructura en los raros faroles, oliendo su herrumbrado olor.
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“NUNCA ME ABANDONES“ de Kazuo Ishiguro

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “NUNCA ME ABANDONES “ de Kazuo Ishiguro.

“A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier grupo de adolescentes. Practican deportes, tienen clases de arte y descubren el sexo, el amor y los juegos del poder. Hailsham es una mezcla de internado victoriano y de colegio para hijos de hippies de los años sesenta donde no dejan de repetirles que son muy especiales, que tienen una misión en el futuro, y se preocupan por su salud. Los jóvenes también saben que son estériles y que nunca tendrán hijos, de la misma manera que no tienen padres. Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham, y también fueron un juvenil triángulo amoroso. Y ahora, Kathy se permite recordar Hailsham y cómo ella y sus amigos descubrieron poco a poco la verdad. Y el lector de esta novela, utopía gótica, irá descubriendo con Kathy que Hailsham es una representación donde los jóvenes actores no saben que sólo son el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.”“NUNCA ME ABANDONES “ de Kazuo IshiguroDe este libro se hizo una adaptación cinematográfica con el mismo nombre, en 2010, que obtuvo buenas críticas. Fue dirigida por Mark Romanek, e interpretada por Carey Mulligan, Andrew Garfield, Keira Knightley, Charlotte Rampling, y Sally Hawkins.

Su autor, Kazuo Ishiguro, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2017, nació en Nagasaki en 1954, pero se trasladó a Inglaterra en 1960 (su padre, oceanógrafo de profesión, empezó a trabajar en plataformas petrolíferas del Mar del Norte) cuando él tenía seis años, siendo ciudadano británico a todos los efectos. Se graduó por la Universidad de Kent en 1978, haciendo después un posgrado de Literatura Creativa en la Universidad de East Anglia. Es autor de siete novelas: Pálida luz en las colinas (Premio Winifred Holtby), Un artista del mundo flotante(Premio Whitbread), Los restos del día (Premio Booker), Los inconsolables (Premio Cheltenham), Cuando fuimos huérfanos, Nunca me abandones (Premio Novela Europea Casino de Santiago), El gigante enterrado, y Nocturnos (un libro de relatos).

Sus novelas están escritas en primera persona y los narradores con frecuencia muestran el fracaso humano. La técnica de Ishiguro permite que estos personajes revelen sus imperfecciones de manera implícita a lo largo de la narración, creando así un patetismo que permite al lector observar los defectos del narrador al mismo tiempo que simpatiza con él.

“EN EL CAMINO“ de Jack Kerouac

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “EN EL CAMINO“ de Jack Kerouac.

Con el paso del tiempo, “En el camino”, fue la biblia y el manifiesto de la generación beat, y se ha convertido en una «novela de culto» y en un clásico de la literatura norteamericana.

Se trata de una novela en parte autobiográfica escrita como un monólogo interior, entre el 2 y el 22 de abril de 1951. Está basada en los viajes que Kerouac y sus amigos hicieron por los Estados Unidos y México entre 1947 y 1950, y contribuyó a la mitificación de la ruta 66. Considerada como la obra definitiva de la generación beat, recibe su inspiración del jazz, la poesía y las drogas: describe un modo romántico y bohemio de vida. “EN EL CAMINO“ de Jack KerouacEl libro es uno de los clásicos más influyentes del siglo XX y aún hoy se sigue reeditando a un ritmo de 100.000 copias anuales. Es considerado por la revista Time como una de las cien mejores novelas en idioma inglés editadas desde el nacimiento de la revista en 1923 hasta la actualidad.

Con un inconfundible estilo, que consiguió para Kerouac el título de «heredero de Charlie Parker», se narran los viajes enloquecidos, a bordo de Cadillacs prestados y Dodges desvencijados, de Dean Moriarty el mítico hipster, «un demente, un ángel, un pordiosero» y el narrador Sal Paradise, recorriendo el continente, de Nueva York a Nueva Orleans, Ciudad de México, San Francisco, Chicago y regreso a Nueva York.

Alcohol, orgías, marihuana, éxtasis, angustia y desolación, el retrato de una América subterránea, auténtica y desinhibida, ajena a todo lo establecido. Una crónica cuyos protagonistas, en la vida real y en el libro, fueron Jack Kerouac (Sal Paradise), Neal Cassady (Dean Moriarty), Allen Ginsberg, y William Burroughs.

En 2012, fue adaptada al cine como “On the road” por el director Walter Salles, e interpretada por Garrett Hedlund, Sam Riley, Kristen Stewart, Amy Adams, Viggo Mortensen, Alice Braga, Elisabeth Moss, Kirsten Dunst, y Steve Buscemi. La película no obtuvo buenas críticas, al no reflejar con acierto la magnitud de la obra literaria.

FRAGMENTOS

“Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡Ahhh!”.

“Ahora fíjate un poco en esos de ahí delante. Están inquietos, van contando los kilómetros que faltan, piensan en dónde van a dormir esta noche, cuánto dinero van a gastar en gasolina, el tiempo que hará, cuándo llegarán a su destino… como si en cualquier caso no fueran a llegar. Pero necesitan preocuparse y traicionan el tiempo con falsas urgencias o, también, mostrándose simplemente ansiosos y quejosos; sus almas de hecho no tendrán paz hasta que encuentren una preocupación bien arraigada, y cuando la hayan encontrado pondrán la cara adecuada, es decir, serán desgraciados y todo pasará a su lado y se darán cuenta y eso también les preocupará.”

“¿No comprendes, Sal, que los estantes que se construyen hoy día se rompen con el peso de cualquier chuchería en menos de seis meses o se vienen abajo? Y lo mismo las casas, y lo mismo la ropa. Esos hijoputas han inventado unos plásticos con los que podrían hacer casas que duraran para siempre. Y neumáticos. Los americanos mueren anualmente por millares debido a neumáticos defectuosos que se calientan en la carretera y revientan. Podrían fabricar neumáticos que nunca reventaran. Y lo mismo pasa con la pasta de dientes. Hay un chicle que han inventado y no quieren que se sepa porque si lo masticas de niño no tendrás caries en toda tu vida. Y lo mismo la ropa. Pueden fabricar ropa que dure para siempre. Prefieren hacer productos baratos y así todo el mundo tiene que seguir trabajando y fichando y organizándose en siniestros sindicatos y andar dando tumbos mientras las grandes tajadas se las llevan en Washington y Moscú.”

“EL INSTITUTO“ de Stephen King

ÚLTIMO LIBRO LEÍDO: “EL INSTITUTO“ de Stephen King.

“En mitad de la noche en un barrio tranquilo de Minneapolis raptan a Luke Ellis, de doce años, tras haber asesinado a sus padres. Una operación que dura menos de dos minutos. Luke se despierta en la siniestra institución conocida como El Instituto, en una habitación que se asemeja a la suya pero sin ventanas. En habitaciones parecidas hay otros niños: Kalisha, Nick, George, Iris y Avery Dixon, entre otros, que comparten capacidades especiales como telequinesia o telepatía. Todos ellos se alojan en la Mitad Delantera de la institución. Los mayores, en cambio, se encuentran en la Mitad Trasera. Como dice Kalisha: «Allí entras pero no sales».La señora Sigsby, la directora, y el resto del personal se dedican a aprovecharse sin compasión del talento paranormal de los chavales. Si te portas bien te premian. Si no, el castigo es brutal. Luke se da cuenta de que las víctimas van desapareciendo y son trasladadas a la Mitad Trasera, así que se obsesiona con escapar y pedir ayuda. Pero nunca nadie ha escapado de El Instituto…”“EL INSTITUTO“ de Stephen KingStephen King no defrauda y vuelve con clásicos de sus historias como los niños o la América profunda. Deudora de “Ojos de fuego” y con un elenco de personajes juveniles, como en “It” (mi libro favorito de King) y en “Stand By Me”, con los que podemos empatizar, “El Instituto” nos recuerda de inmediato al mejor King, incluso aunque trate temas tan oscuros como los que copan los titulares hoy en día y que nos hacen temer por nuestro futuro.

Una gran novela, a ratos fascinante, ideal para disfrutar en estas vacaciones de verano, que engancha desde el principio y hace que se lea del tirón.

Larga vida al rey del terror.

AUTOR

Stephen Edwin King , nació en Portland en 1947, y es un escritor de novelas de terror, misterio, ficción sobrenatural, ciencia ficción y literatura fantástica. Sus libros han vendido más de 350 millones de copias y en su mayoría han sido adaptados al cine y a la televisión. Ha publicado 62 novelas (siete de ellas, bajo el seudónimo de Richard Bachman) y siete libros de no ficción. Ha escrito, además, alrededor de doscientos relatos y novelas cortas, la mayoría de los cuales han sido recogidos en once colecciones.

Desdeñado por críticos y académicos literarios por ser considerado un autor «comercial»,su obra ha generado mayor atención desde la década de 1990. Es criticado regularmente por su estilo presuntamente «no literario». Por el contrario, su sentido de la narración, sus personajes animados y coloridos y su capacidad para jugar con los temores de los lectores han sido blanco de elogios. Si bien en la mayoría de sus historias utiliza el recurso del terror, también aborda de manera regular temáticas como la infancia, el racismo y la guerra, brindando un retrato social muy realista de los Estados Unidos, y siendo uno de los autores preferidos de los lectores en todo el mundo.

King ha ganado numerosos premios literarios, incluyendo el Premio Bram Stoker en trece ocasiones, el Premio British Fantasy siete veces, los Premios Locus en cinco oportunidades, el Premio Mundial de Fantasía cuatro veces, el Premio Edgar en dos ocasiones y los premios Hugo y O. Henry en una oportunidad.

Donde suben y bajan las mareas

Donde suben y bajan las mareas (Where the Tides Ebb and Flow) es un relato fantástico del escritor anglo-irlandés Lord Dunsany (1878-1957), publicado en la antología de 1910: Cuentos de un soñador (A Dreamer’s Tales).

Su obra, la cual gira en torno a la alta fantasía, el horror y lo extraño, ejerció gran influencia y admiración en distintos autores como H. P. Lovecraft, J. R. R. Tolkien, Jorge Luis Borges y Arthur C. Clarke.

Soñé que había hecho algo horrible, tan horrible, que se me negó sepultura en tierra y en mar, y ni siquiera había infierno para mí. Esperé algunas horas con esta certidumbre. Entonces vinieron por mí mis amigos, y secretamente me asesinaron, y con antiguo rito y entre grandes hachones encendidos, me sacaron.

Esto acontecía en Londres, y furtivamente, en el silencio de la noche, me llevaron a lo largo de calles grises y por entre míseras casas hasta el río. Y el río y el flujo del mar pugnaban entre bancos de cieno, y ambos estaban negros y llenos de los reflejos de las luces. Una súbita sorpresa asomó a sus ojos cuando se les acercaron mis amigos con sus hachas fulgurantes. Y yo lo veía, muerto y rígido, porque mi alma aún estaba entre mis huesos, porque no había infierno para ella, porque se me había negado sepultura cristiana.

Me bajaron por una escalera cubierta de musgo y viscosidades, y así descendí poco a poco al terrible fango. Allí, en el territorio de las cosas abandonadas, excavaron una fosa. Después me depositaron en la tumba, y de repente arrojaron las antorchas al río. Y cuando el agua extinguió el fulgor de las teas, se vieron, pálidas y pequeñas, nadar en la marea; y al punto se desvaneció el resplandor de la calamidad, y advertí que se aproximaba la enorme aurora; mis amigos se taparon los rostros con sus capas, y la solemne procesión se dispersó, y mis amigos fugitivos desaparecieron calladamente.

Illustration by Sidney SimeIlustración de Sidney Sime

Entonces volvió el fango cansadamente y lo cubrió todo, menos mi cara. Allí yacía solo, con las cosas olvidadas, con las cosas amontonadas que las mareas no llevarán más adelante, con las cosas inútiles y perdidas, con los ladrillos horribles que no son tierra ni piedra. Nada sentía, porque me habían asesinado; mas la percepción y el pensamiento estaban en mi alma desdichada. La aurora se abría, y vi las desoladas viviendas amontonadas en la margen del río, y en mis ojos muertos penetraban sus ventanas muertas, tras de las cuales había fardos en vez de ojos humanos.

Y tanto hastío sentí al mirar aquellas cosas abandonadas, que quise llorar, mas no pude porque estaba muerto. Supe entonces lo que jamás había sabido: que durante muchos años aquel rebaño de casas desoladas había querido llorar también, mas, por estar muertas, estaban mudas. Y supe que también las cosas olvidadas hubiesen llorado, pero no tenían ojos ni vida. Y yo también intenté llorar, pero no había lágrimas en mis ojos muertos. Y supe que el río podía habernos cuidado, podía habernos acariciado, podía habernos cantado, mas él seguía corriendo sin pensar más que en los barcos maravillosos.

Por fin, la marea hizo lo que no hizo el río, y vino y me cubrió, y mi alma halló reposo en el agua verde, y se regocijó, e imaginó que tenía la sepultura del mar. Mas con el reflujo descendió el agua otra vez, y otra vez me dejó solo con el fango insensible, con las cosas olvidadas, ahora dispersas, y con el paisaje de las desoladas casas, y con la certidumbre de que todos estábamos muertos.

En el negro muro que tenía detrás, tapizado de verdes algas, despojo del mar, aparecieron oscuros túneles y secretas galerías tortuosas que estaban dormidas y obstruidas. De ellas bajaron al cabo furtivas ratas a roerme, y mi alma se regocijó creyendo que al fin se vería libre de los malditos huesos a los que se había negado entierro.

Pero pronto se apartaron las ratas y murmuraron entre sí. No volvieron más. Cuando descubrí que hasta las ratas me execraban, intenté llorar de nuevo. Entonces, la marea vino retirándose, y cubrió el espantoso fango, y ocultó las desoladas casas, y acarició las cosas olvidadas, y mi alma reposó por un momento en la sepultura del mar. Luego me abandonó otra vez la marea. Y sobre mí pasó durante muchos años arriba y abajo. Un día me encontró el Consejo del Condado y me dio sepultura decorosa. Era la primera tumba en que dormía. Pero aquella misma noche mis amigos vinieron por mi, y me exhumaron, y me llevaron de nuevo al hoyo somero del fango.

Una y otra vez hallaron mis huesos sepultura a través de los años, pero siempre al fin del funeral acechaba uno de aquellos hombres terribles, quienes, no bien caía la noche, venían, me sacaban y me volvían nuevamente al hoyo del fango. Por fin, un día murió el último de aquellos hombres que hicieron un tiempo la terrible ceremonia conmigo. Oí pasar su alma por el río al ponerse el sol. Y esperé de nuevo.

Pocas semanas después me encontraron otra vez, y de nuevo me sacaron de aquel lugar en que no hallaba reposo, y me dieron profunda sepultura en sagrado, donde mi alma esperaba descanso. Y al punto vinieron hombres embozados en capas y con hachones encendidos para volverme al fango, porque la ceremonia había llegado a ser tradicional y de rito. Y todas las cosas abandonadas se mofaron de mí en sus mudos corazones cuando me vieron volver, porque estaban celosas de que hubiese dejado el fango. Debe recordarse que yo no podía llorar.

Y corrían los años hacia el mar adonde van las negras barcas, y las grandes centurias abandonadas se perdían en el mar, y allí permanecía yo sin motivo de esperanza y sin atreverme a esperar sin motivo por miedo a la terrible envidia y a la cólera de las cosas que ya no podían navegar.

Una vez se desató una gran borrasca que llegó hasta Londres y que venía del mar del Sur; y vino retorciéndose río arriba empujada por el viento furioso del Este. Y era más poderosa que las espantosas mareas, y pasó a grandes saltos sobre el fango movedizo. Y todas las tristes cosas olvidadas se regocijaron y mezcláronse con cosas que estaban más altas que ellas, y pulularon otra vez entre los señoriles barcos que se balanceaban arriba y abajo. Y sacó mis huesos de su horrible morada para no volver nunca más, esperaba yo, a sufrir la injuria de las mareas. Y con la bajamar cabalgó río abajo, y dobló hacia el Sur, y tornóse a su morada. Y repartió mis huesos por las islas y por las costas de felices y extraños continentes. Y por un momento, mientras estuvieron separados, mi alma se creyó casi libre.

Luego se levantó, al mandato de la Luna, el asiduo flujo de la marea, y deshizo en un punto el trabajo del reflujo, y recogió mis huesos de las riberas de las islas de sol, y los rebuscó por las costas de los continentes, y fluyó hacia el Norte hasta que llegó a la boca del Támesis, y subió por el río y encontró el hoyo en el fango, y en él dejó caer mis huesos; y el fango cubrió algunos y dejó otros al descubierto, porque el fango no cuida de las cosas abandonadas.

Llegó el reflujo, y vi los ojos muertos de las cosas y la envidia de las otras cosas olvidadas que no había removido la tempestad. Y transcurrieron algunas centurias más sobre el flujo y el reflujo y sobre la soledad de las cosas olvidadas. Y allí permanecía, en la indiferente prisión del fango, jamás cubierto por completo ni jamás libre, y ansiaba la gran caricia cálida de la tierra o el dulce regazo del mar.

A veces encontraban los hombres mis huesos y los enterraban, pero nunca moría la tradición, y siempre me volvían al fango los sucesores de mis amigos. Al fin dejaron de pasar los barcos y fueron apagándose las luces; ya no flotaron más río abajo las tablas de madera, y en cambio llegaron viejos árboles descuajados por el viento, en su natural simplicidad.

Al cabo percibí que dondequiera a mi lado se movía una brizna de hierba y el musgo crecía en los muros de las casas muertas. Un día, una rama de cardo silvestre pasó río abajo. Por algunos años espié atentamente aquéllas señales, hasta que me cercioré de que Londres desaparecía. Entonces perdí una vez más la esperanza, y en toda la orilla del río reinaba la ira entre las cosas perdidas, pues nada se atrevía a esperar en el fango abandonado. Poco a poco se desmoronaron las horribles casas, hasta que las pobres cosas muertas que jamás tuvieron vida encontraron sepultura decorosa entre las plantas y el musgo. Al fin apareció la flor del espino y la clemátide. Y sobre los diques que habían sido muelles y almacenes se irguió al fin la rosa silvestre. Entonces supe que la causa de la Naturaleza había triunfado y que Londres había desaparecido.

El último hombre de Londres vino al muro del río, embozado en una antigua capa, que era una de aquellas que un tiempo usaron mis amigos, y se asomó al pretil para asegurarse de que yo estaba quieto allí; se marchó y no le volví a ver: había desaparecido a la par que Londres.

Pocos días después de haberse ido el último hombre entraron las aves en Londres, todas las aves que cantan. Cuando me vieron, me miraron con recelo, se apartaron un poco y hablaron entre sí.

Sólo pecó contra el Hombre —dijeron—. No es cuestión nuestra.

Seamos buenas con él. —dijeron.

Entonces se me acercaron y empezaron a cantar. Era la hora del amanecer, y en las dos orillas del río, y en el cielo, y en las espesuras que un tiempo fueron calles, cantaban centenares de pájaros. A medida que el día adelantaba, arreciaban en su canto los pájaros; sus bandadas espesábanse en el aire, sobre mi cabeza, hasta que se reunieron miles de ellos cantando, y después millones, y por último no pude ver sino un ejército de alas batientes, con la luz del sol sobre ellas, y breves claros de cielo. Entonces, cuando nada se oía en Londres más que las miríadas de notas del canto alborozado, mi alma se desprendió de mis huesos en el hoyo del fango y comenzó a trepar sobre el canto hacia el cielo. Y pareció que se abría entre las alas de los pájaros un sendero que subía y subía, y a su término se entreabría una estrecha puerta del Paraíso. Y entonces conocí por una señal que el fango no había de recibirme más, porque de repente me encontré que podía llorar.

En este instante abrí los ojos en la cama de una casa de Londres, y fuera, a la luz radiante de la mañana, trínaban unos gorriones sobre un árbol; y aún había lágrimas en mi rostro, pues la represión propia se debilita en el sueño. Me levanté y abrí de par en par la ventana, y extendiendo mis manos sobre el jardincillo, bendije a los pájaros cuyos cantos me habían arrancado a los turbulentos y espantosos siglos de mi sueño.